El abogado Marco Antonio Macklis, habla afuera de las instalaciones de la Fiscalía General, por la reapertura del caso de violación a los derechos humanos de Mario Aburto, en Tijuana.

El abogado consideró que por la forma en cómo se han dado las cosas “se trata de un distractor por parte del presidente (Andrés Manuel López Obrador), pues con el ánimo de buscar cómo encontrar responsables de gobiernos anteriores, quiere involucrar personas que hayan incidido en ese caso”.

También recordó que, en aquel momento, él recibió una llamada del delegado de la entonces Procuraduría de Baja California, para pedirle que fungiera como defensor de Aburto, quien posteriormente lo ratificó.

Para el abogado Mackliz Mercado, también citado a declarar, le extraña que se haya reabierto el caso por esta situación, sobre todo “de una manera muy extraña, porque a como se han estado moviendo las cosas hoy en día en México, esto me deja mucho que desear”.

Refirió que si bien el citatorio estuvo principalmente sustentado en el alegato de tortura, hay muchas cosas que les tienen que explicar como “cuáles son los motivos, las causas, los fundamentos que ellos tienen para poder citarnos, que como ciudadanos pueden hacerlo, pero saber cuál es el fin real de todo ello”.

Finalmente dijo que, para él, “el caso Colosio ya es un caso cerrado”, pues argumentó que hay los elementos suficientes para declarar ello, porque “se detuvo a la persona en flagrancia del delito, las lesiones que tenía no fueron causadas en sus interrogatorios y aquí ni se le presionó ni se le gritó absolutamente nada”.

Colosio, del entonces hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), recibió dos balazos el 23 de marzo de 1994 mientras saludaba a la multitud en un mitin en el popular barrio de Lomas Taurinas, en la fronteriza Tijuana.

Si bien en aquel momento se detuvo al presunto asesino material, Mario Aburto, quien actualmente cumple condena en prisión, las investigaciones se prolongaron durante años en busca de un posible autor intelectual o de un complot.

El asesinato de Colosio se considera el magnicidio más grave en México desde 1928, cuando fue asesinado el presidente electo Álvaro Obregón, quien ya había presidido el país en el periodo 1920-1924.

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