El estado de Sonora ha sido testigo de un importante despliegue de efectivos militares en su región noroeste, en un esfuerzo concertado para abordar los desafíos de seguridad que enfrenta la zona. Esta iniciativa tiene como objetivo primordial combatir los índices delictivos que han afectado la tranquilidad de la población.
Hace dos semanas, cientos de efectivos pertenecientes a la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional fueron desplegados en la región noroeste de Sonora, con el propósito de intensificar las labores de patrullaje y vigilancia. Marco Antonio Paz Pellat, portavoz del Comité Ciudadano de Seguridad Pública del Estado y de Hermosillo, resaltó la importancia de esta medida para mantener el control en la zona y prevenir posibles brotes de violencia.
Aunque se ha observado un progreso en la recuperación del control en la región en los últimos meses, Paz Pellat enfatizó la necesidad de fortalecer la presencia de las fuerzas de seguridad ante los desafíos persistentes. Además, señaló el aumento preocupante de actividades relacionadas con drogas químicas en el Desierto de Altar, así como un incremento en el delito de trata de personas.
En palabras de Marco Antonio Paz Pellat: “Es una zona muy complicada, especialmente por esta situación. El gobierno de Estados Unidos también lo ha reconocido. Se están implementando medidas también en el otro lado de la frontera debido a una especie de crisis de crecimiento, principalmente en la migración hacia Estados Unidos.”
El 18 de mayo, el despliegue de cientos de efectivos militares en localidades estratégicas como Nogales, Santa Ana, Altar, Átil, Sásabe, Caborca, Sonoyta y San Luis Río Colorado marcó el inicio de esta operación de seguridad destinada a fortalecer la protección y el bienestar de los ciudadanos en la región noroeste de Sonora.